La disfunción eréctil masculina o impotencia es la incapacidad para alcanzar o mantener una erección suficientemente rígida y duradera que permita mantener una relación sexual. Pequeños fallos en la erección que se producen de forma ocasional no se pueden considerar disfunción eréctil, ya que la función sexual, al igual que otras funciones del organismo, se ve influenciada por múltiples factores externos (estrés, fatiga física, y psíquica, preocupaciones familiares o laborales y enfermedades menores o transitorias).

Se calcula que aproximadamente el 10% de la población masculina adulta presenta algún grado de disfunción eréctil. Este porcentaje llega al 50% a partir de los 70 años, siendo más frecuente en enfermos con determinadas patologías como la diabetes o las enfermedades vasculares.

No deja de ser una realidad incuestionable que hay un sustancial aumento en el número de varones que consultan al Urólogo por disfunción eréctil y ello no es consecuencia de que la incidencia de la impotencia esté aumentando en nuestro entorno, sino que la sociedad ha ido cambiando y el hombre con impotencia en vez de esconder ante el médico este trastorno se lo trasmite con la finalidad de buscarle solución.

Los pacientes en general y muchos médicos aún no son conscientes del gran avance conseguido en los últimos años en el diagnostico y tratamiento de la disfunción eréctil y no es raro seguir oyendo frases como que “en el 90 % de los casos el origen del problema es psicógeno”. Por el contrario, esta ampliamente demostrado que el 80-90% de los casos tiene una causa orgánica, estando las más frecuentes ligadas a factores de riesgo vascular entre los que cabe destacar la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia o aumento del colesterol en sangre, el tabaquismo y la diabetes.

¿Cómo es el pene y cómo funciona?

El pene es el órgano de la erección y está formado por tres cilindros que lo recorren desde la base hasta la punta; uno situado en la parte inferior en cuyo interior se encuentra la uretra, con escasa función en la erección y dos paralelos en la parte superior, formados por un tejido semejante a una esponja, capaz de albergar gran cantidad de sangre gracias a la relajación de la musculatura que los constituyen. Estos cilindros se llaman cuerpos cavernosos.

Los cuerpos cavernosos se encuentran recubiertos de una membrana elástica, capaz de distenderse cuando se produce el llenado de sangre. Esta membrana es la albugínea.

A lo largo de todo el pene, en el surco que forman los dos cuerpos cavernosos, discurren las arterias, venas y nervios que le aportan sangre y los estímulos nerviosos.

Todas estas estructuras se encuentran recubiertas por la piel, que es muy elástica y por la que circulan numerosas venas superficiales.

La erección se produce gracias a un complejo mecanismo en el que participan el sistema nervioso, las hormonas y el aparato circulatorio del varón.

El estímulo erótico desencadena una orden nerviosa que abre la entrada de sangre al pene a través de las arterias y cierra la salida por las venas, con lo que se produce un llenado a presión de los cuerpos cavernosos, consiguiendo primero aumentar el tamaño del pene y posteriormente aumentar su rigidez.

¿Qué tratamientos existen para la disfunción eréctil?

En los últimos años han aparecido diversos tratamientos por vía oral (sildenafilo, tadalafilo, vardenafilo) con excelentes resultados, consiguiendo en la mayoría de los casos la resolución del problema. En determinados pacientes con disfunción eréctil y que no responden al tratamiento oral es posible lograr una erección por la acción de fármacos que, inyectados en el interior de los Cuerpos Cavernosos del pene, facilitan la entrada de sangre por las arterias. En otros casos se ha de recurrir a psicoterapia o terapia sexual, tratamientos hormonales o el empleo de Aparatos de Vacío.

El caso de que no funcionen estos tratamientos se ha de recurrir al implante quirúrgico de prótesis de pene. Las prótesis son aparatos mecánicos que se implantan quirúrgicamente en el interior del pene y que mediante un mecanismo hidráulico se acciona, a voluntad del paciente, confiriendo al pene la rigidez y longitud necesarias para la penetración. Existen otros tipos de prótesis menos sofisticadas que carecen del mecanismo hidráulico y mantienen permanentemente al pene con la rigidez necesaria para la penetración.

Fuente: Urología San Rafael